martes, diciembre 19, 2006

El Placer de Fumar


El arte de fumar puros es una actividad reposada, a la vez vinculada con cierta elegancia. Fumar correctamente nos permite relajarnos, por muy ajetreado que sea nuestro día a día.

· La respiración acompasada del aficionado al puro se ha comparado con la de quienes practican meditación profunda: al igual que esta, fumar puros libera nuevas energías. Notara que le estimulan, agudizan sus sentidos e intensifican la sensación de bienestar.

· En República Dominicana se elabora puros que en sus inicios se elaboraban en Cuba tales como Davidoff, Menéndez, Montecristo, Cifuentes de Partagas, Romeo y Julieta entre otros.
· La primera marca familiar dominicana fue Arturo Fuente que produjo 35 millones de puros en 1993, el 95% destinados a los Estados Unidos.

Reglas del Fumador de Puros:

1. El puro es como una amante: debe sujetarse suave pero firmemente. No lo aplaste entre dos dedos como un cigarrillo, podría deteriorarlo u obstruir el tiro. Los buenos fumadores aficionados se sienten más cómodos y con mayor control si utilizan el dedo pulgar, el índice y el corazón o dedo mayor.
2. Los puros están diseñados para arder a temperaturas muy bajas, es decir el tabaco no debe carbonizarse ni calentarse en exceso si no se quiere que pierda su suavidad.
3. Para encender un puro sosténgalo sobre la llama, o frente a ella, pero sin tocarla-ya que entonces se sobrecalentaría-, y vaya girándolo lentamente hasta que el pie se haya calentado por igual.

3. Sea paciente y espere hasta comprobar que se forma un anillo de brasa uniforme alrededor del pie del puro. Una vez encendido, sople con cuidado hasta que las ascuas se recubran de un circulo de ceniza perfecto.
4.Llévese el puro encendido a los labios y antes de dar la primera bocanada, sople a través del mismo para expulsar cualquier sabor desagradable producido por el encendido. Hecho esto, llene su boca con el humo frio y reténgalo sin inhalarlo. Retire entonces el puro de la boca, paladee con detenimiento el humo y suéltelo lentamente.


Conforme adquiera experiencia, podrá comprobar que solo con sus manos puede llegar a saber mucho de un puro, incluso antes de cortarlo y encenderlo.