domingo, agosto 14, 2011

Inteligencia Social, hacia donde estas dirigiendo tus emociones?

Por: Mariano Abreu
El buen manejo de nuestras emociones en muchas ocasiones hace que desarrollemos relaciones importantes y que además establezcamos vínculos importantes que a veces, sin darnos cuenta, los construimos desde nuestra primera cita, impresión o interacción.

Existe lo que estudiosos de la neurociencia social han denominado como el “Cerebro Social” que no es más que una suma de los mecanismos nerviosos que instrumentan nuestras interacciones, además de nuestros pensamientos y sentimientos sobre las personas y nuestras relaciones. Tal vez lo más novedoso y revelador de esto es que este “cerebro social” representa el único sistema biológico en nuestro cuerpo que continuamente nos sintoniza con las personas con las que estamos y que a su vez nos deja influir por el estado interno de esas personas.

Lo importante de todo esto, es saber, que el modo en que interactuamos con los demás, transmitimos emociones (positivas o negativas) las cuales tienen sobre nosotros y los demás impactos a veces sutiles, pero poderosos, que perduran toda la vida.

Es ahí donde la importancia de nuestras demostraciones emocionales incluso reflejadas por nuestro lenguaje corporal cobra vital importancia, por tanto nuestra denominada “inteligencia social”, o sea “que tan inteligente somos no sobre nuestras relaciones sino en nuestras relaciones”, es primordial en el desempeño de nuestras interacciones sociales.

Sin darnos cuenta nuestros músculos faciales responden a estímulos de comunicaciones no verbales, y en gran medida tienden a imitar, como espejos emocionales, dichas emociones. En ocasiones de manera automática, cuando alguien nos transmite una emoción fuerte, como tristeza, desagrado o alegría, nuestros músculos faciales comienzan a reflejar la expresión facial del otro, incluso cuando esa expresión la vemos en una foto.

Esto quiere decir que en gran medida somos “receptáculos emocionales”, lo cual significa que debemos tener mucho cuidado cuando alguien nos arroja, transmite o manifiesta sus sentimientos tóxicos, tales como ataques de ira o de amenazas, demuestra disgustos o desdén, pues esto activa en nosotros un sistema de circuitos para esas mismas desagradables emocional, y esas emociones suelen contagiarse.

En el caso de nuestros hijos el caso es más complicado pues en gran medida son “esponjas emocionales” y no solo reciben esos sentimientos tóxicos sino que lo asumen dentro de sus conductas habituales presentándolos como respuestas a los estilos de comunicación e interacción infantil o adolecente, en muchos casos las conductas de nuestros hijos son espejos emocionales de alguien muy cercano a ellos, trate de que no sea de usted cuando generen emociones tóxicos, y procure identificar de donde están recibiendo tales sentimientos, para que los neutralices.

¿Cómo nos estamos presentando emocionalmente? ¿Qué tipo de emociones estamos transmitiendo en nuestras interacciones sociales y profesionales? ¿Que emociones estoy recibiendo constantemente: en mi casa, en mi ambiente laboral, en mi entorno de negocios, en mi ambiente social?
Y la GRAN PREGUNTA: ESTOY O NO APLICANDO INTELIGENCIA SOCIAL EN MIS INTERRELACIONES?